'La fiesta de la canción criolla'

por Hugo Vallenas Málaga


“Lima está de fiesta la canción criolla se viste de gala / las guapas limeñas lucen su belleza y gracia sin par. / Las cuerdas de las guitarras trinan / los criollos corazones vibran / a los alegres sones de la canción popular”.

Manuel Raygada, vals “Acuarela criolla”


Cada 31 de octubre, el Perú celebra con entusiasmo el Día de la Canción Criolla. Hasta hace poco hubo agoreros que vaticinaban el fin de la canción criolla, acribillada por la salsa, el rap, el rock e incluso la cumbia andina. Por suerte, cada vez hay mas jóvenes que redescubren nuestras tradiciones y dan la espalda al “Jalowin” (el Halloween de las series de TV de los EE UU, que también se celebra el 31 de octubre), cuelgan los disfraces del grupo Kiss y acuden a escuchar y bailar música criolla.

La polca criolla, el vals, el landó, el festejo, el tondero, la marinera, todo lo que llamamos música criolla no solo es auténticamente nuestro; encierra además historia y leyenda, tiene sus mártires y sus héroes, es toda una herencia que seriamos necios si no la sabemos apreciar y defender. Y no es cierto que sea un género musical que pertenece al pasado. Sigue cultivándose con intérpretes de gran calidad, a veces más admirados en el extranjero que entre nosotros mismos, como son los casos de Susana Baca y Eva Ayllón. Es además una herencia que incluye música, danza y gastronomía.

Y su celebración existe, tal como ocurrió con la jornada de ocho horas o la reforma universitaria, porque hubo un pueblo en lucha que la hizo suya, y un partido que representaba esas aspiraciones.

Cuando nació el Día del Indio

Entre 1929 y 1930 se dieron en el Perú intensas luchas sociales demandando una Asamblea Constituyente, reforma agraria y plenas libertades cívicas. A la cabeza de estas luchas estaban movimientos antioligárquicos, indigenistas y antiimperialistas. El más importante era el naciente movimiento aprista.

Fue en ese ambiente de crisis e inseguridad de los ricos del Perú, esos que todavía impedían que hubiera “ni indios ni negros” mas allá de El Agustino y Malambito, que el 23 de mayo de 1930, el dictador Augusto B. Leguía dio la ley que instituyo como el "Día del Indio" el 24 de junio.

Desde entonces, cada 24 de junio, en la Pampa de Amancaes, bastante lejos de la “Lima de los blancos”, se realizaron concursos y festivales de música peruana, tanto de la costa como andina. Competían de igual a igual huaynos y yaravíes de las provincias andinas peruanas con los ritmos urbanos de la costa. La Fiesta de Amancaes fue desde entonces punto de reunión de la gente del pueblo mas identificada con los auténticos valores culturales del Perú profundo.

Tanto el Partido Aprista (antes de la llegada al Perú de Haya de la Torre) como el Partido Socialista fundado por José Carlos Mariátegui (entonces recién fallecido) hicieron manifestaciones populares en la Pampa de Amancaes con motivo de esa fecha y celebraron allí la “Fiesta de la Planta” que el gobierno no permitía realizar en Vitarte, sede principal de la heroica Universidad Popular González Prada.

Cuando nació el Día de la Canción Criolla

Fue como resultado de otra crisis, luego del fin de la sangrienta tiranía de Benavides, que el presidente Manuel Prado Ugarteche, el 18 de octubre de 1944, por Resolución Suprema, declaro el 31 de octubre como Día de La Canción Criolla. Coinciden las distintas versiones en que fue un reportero gráfico del diario El Comercio, Juan Manuel Carrera, presidente del Centro Musical “Carlos A. Saco”, legendario bastión del criollismo (y del aprismo clandestino), quien propuso la fecha, con apoyo del diputado Luis Felipe Andrade.

Se escogió el día 31 de octubre por ser “fin de quincena” (esto es, día de pago de los empleados de las empresas privadas y los servidores públicos) y por tener un feriado al día siguiente, 1° de noviembre, día de Todos los Santos, para descansar de la jarana.

El presidente Prado, personaje típico de la oligarquía, más identificado con la música europea que con el criollismo, promulgó la ley desde el balcón del Centro Musical “Carlos A. Saco”, sito en la esquina de Los Naranjos y Acequia de Islas, en los Barrios Altos. La primera verbena de celebración del Día de la Canción Criolla se realizo, por todo lo alto, el 31 de octubre de 1944, en la plazuela Buenos Aires, junto al local del Centro Musical. Los diarios de la época indican que en esa verbena hubo lemas políticos demandando amnistía general, acompañados de pañuelos blancos que el presidente Prado, sabiendo muy bien que eran apristas, dijo en son de broma que eran “aficionados a la marinera”.

No confundir criollos y mestizos

Hay algo que precisar sobre lo que entendemos los peruanos por criollismo. Durante la conquista de America por hispanos y portugueses, el término criollo –en portugués crioulo– se empleo en la zona del Caribe para designar a los esclavos nacidos en las colonias. Los franceses también usaron ese término –en ese caso creole– cuando colonizaron algunos lugares del Caribe y Norteamérica. Para los esclavistas, el apelativo criollo –del latín criare (‘criar’) – permitía diferenciar a los esclavos criados en cautiverio de aquellos comprados o capturados en África.

En las colonias hispanas de la costa del Pacifico, especialmente en el virreinato peruano, el nombre criollo sirvió para designar, en forma despectiva, a todos los descendientes de hispanos de segunda generación que carecían de títulos y privilegios. Este grupo social formo un estrato aparte respecto a los mestizos, los indígenas y los negros, estos últimos en su gran mayoría esclavos.

Cuando las ideas emancipadoras cobraron fuerza en el Perú, los criollos fueron los primeros abanderados de la causa independentista. Pero ellos no podían lograr sus anhelos sin el apoyo de todos los demás peruanos privados de derechos. Pronto, el sentimiento criollo fue compartido por blancos rebeldes, mestizos, indígenas y negros deseosos de tener un país libre.

La música criolla nació, en verdad, como música mestiza. Música de zambos, mulatos, cholos, chino-cholos y también de negros, que formaban parte de la clase trabajadora urbana. Y nació como una música y baile alternativos a la música y bailes de los señores “blancos”, que preferían seguir las modas europeas, como el vals vienés, el minué y la mazurca.

Los primeros ritmos y canciones

La zamacueca, el tondero y el landó nacieron del trabajo de los esclavos en las haciendas. En los días de la independencia hubo zamacuecas patriotas muy populares, como “La chicha” de José Bernardo Alcedo, el creador del Himno Nacional del Perú. Esta zamacueca decía algo muy importante:

Patriotas el mate de chicha llenad / y juntos brindemos por la libertad. / El seviche venga la huatia en seguida / que también convida / y excita a beber. / Todo indio sostenga con el poto en mano / que a todo tirano / ha de aborrecer.

(José Bernardo Alcedo, “La chicha” )


Salud entonces, por nuestra música criolla y por la libertad.

  • Victor Raúl Haya de la Torre

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