La preservación del ambiente y la sostenibilidad de sus recursos naturales, significan hoy en día, una de las preocupaciones nacionales más justificadas y apremiantes. Ello debe de ser una de las razones por las cuales el novel Ministerio del Ambiente, ha nacido en medio de tanta controversia y expectativa, seguida por críticas y mucha impaciencia. El 81% de ciudadanos en Lima y Callao apoyó la creación del Ministerio, y el 52% respaldaba el nombramiento de Antonio Brack, reconocido ecólogo, como titular de la mencionada cartera (IMA-Estudios de Marketing); a pesar de ello, se ha ido criticando en las últimas semanas las restringidas funciones de dicha cartera dentro del organigrama institucional. Hay que considerar al respecto, la difícil tarea de crear una institución nueva en el Perú, lo cual implica no solo crear funciones sino restárselas a otras entidades, ordenando y centralizando los temas ambientales.

Afortunadamente a diferencia del Consejo Nacional del Ambiente (CONAM), antecesor del Ministerio, ahora lo temas ambientales tendrán voz y voto en las decisiones del Consejo de Ministros. Esto significa que Antonio Brack, podrá coordinar con las otras carteras y resguardar sus funciones, pero ello es un trabajo que se irá consolidando en el futuro. Una muestra de ello es que el Ministerio del Ambiente podrá intervenir en todos los sectores, a través del Organismo de Evaluación y Fiscalización Ambiental (OEFA), asimismo acerca del tratamiento del agua, que en un inicio le pertenecía al ministerio de Agricultura, se acordó hacer un reajuste: la gestión, manejo de las cuencas y sostenibilidad de recursos hídricos, será una función del ministerio del Ambiente; mientras el ministerio de agricultura se encargará de la venta y distribución del agua a los agricultores, hidroeléctricas y mineras. La conservación de los bosques naturales, también es encomendada al nuevo ministerio, además el Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas por el Estado, órgano del Ministerio, se encargará de la preservación de las zonas declaradas intangibles.

El Ministerio adscribe a las entidades como el CONAM, INRENA, centraliza algunas funciones del SENAMHI y la Dirección General de Salud, coordina con las 1.829 municipalidades la gestión de los residuos sólidos; complicando el panorama aun más, solo algunas municipalidades se han ido ocupando del tema ambiental de manera orgánica y solo por dar un ejemplo mientras la Municipalidad Provincial del Callao posee una Gerencia de Medio Ambiente, la Municipalidad de Lima no ha implementado la suya. Uno de los objetivos también es propiciar el desarrollo orgánico de las estrategias medioambientales y de desarrollo a nivel nacional, integrando iniciativas de las regiones y municipalidades, como la recolección selectiva de residuos que ya se va haciendo en Villa El Salvador, a través del bono verde con recicladores, Villa María del Triunfo, San Juan de Miraflores y La Victoria; e iniciativas privadas como el de “Ciudad Saludable”, proyecto peruano que trabaja por una mejor gestión de los desperdicios en 43 localidades del Perú y otros países de América Latina, (que por cierto obtuvo el galardón Energy Globe Award, el más prestigioso premio en desarrollo sostenible y protección del medio ambiente).

La fiscalización a las industrias extractivas y exportadoras, en busca de mayor competitividad y responsabilidad socioambiental, hará que el Ministerio del Ambiente colisione con intereses particulares, muchas veces opuestos a los intereses públicos y por si fuera poco, es probable que fuera de su presupuesto asignado, tenga que buscar financiamiento internacional.

Existen atribuciones que se mantendrían en los ministerios, la aprobación de los estudios de impacto ambiental de proyectos de inversión es una de ellas, y no dudamos que en mediano plazo pasen al Ministerio del Ambiente, o en todo caso se le encargue una fiscalización paralela.
Como se puede apreciar el camino hacia el desarrollo sostenible ha comenzado y ha sido una acertada iniciativa; se ha elegido a un especialista como titular de la cartera, con lo cual se asegura a sus detractores que la lucha en contra del cambio climático no sea solo una lucha aprista sino de todos los peruanos.