Conversatorio 'Ud. fue aprista'


Expositores:

Nelson Vasquez J.
Tito L. Agüero
Hugo Vallenas M.

En el marco de las actividades doctrinarias que viene realizando el Comando Universitario Aprista PUCP, fuimos partícipes de una sesión de análisis y crítica entorno al libro 'Ud. fue aprista' del sociólogo y profesor de nuestra casa de estudios Nelson Manrique, que vierte una serie de apreciaciones tendenciosas y -en algunos casos- erradas del desarrollo, labor y motivaciones tanto del Partido Aprista Peruano, tanto como de su fundador Victor Raúl Haya de la Torre.


Apuntes por c. Oscar Herrera


Exposición de Nelson Vasquez Juarez,

Hay numerosas interpretaciones incorrectas en las que Manrique se ha basado:

Él sugiere que para Haya de la Torre, la política del buen vecino provocó un cambio definitivo en el imperialismo, como si se tratara del fin de este. Sin embargo si leemos “La defensa Continental” quedará claro que Víctor Raúl señala a la política del buen vecino como una medida provisional y pasajera (aunque positiva) que pudiendo variar con el tiempo no significa la caída del imperialismo. Para Haya de la Torre esta no es una medida definitiva.

Manrique acusa a los aprista de endiosar y venerar exageradamente a Víctor Raúl. Dice que uno de nuestros defectos es el de no humanizar su figura. Pero el parece olvidar el hecho de que los comunistas en este país tampoco humanizan a Mariátegui. De quien no podemos ignorar sus grandes contribuciones a favor de la intelectualidad nacional; pero que prefirió ser deportado recibiendo un sueldo del gobierno de Leguía para no detener sus publicaciones, a cambio de su conveniente silencio frente a los abusos del dictador. Mencionemos que a Mariátegui le fue permitido continuar con la publicación de “Amauta” y se le otorgó un cargo público ¿Por qué nadie menciona este cargo en Italia? Si lo dijéramos crudamente y sin rodeos diríamos que el gobierno de Leguía le pagó por irse (con una supuesta beca) y dejar de oponerse al gobierno. Frente a esto recordemos que Haya fue perseguido y salió del país sin recibir un centavo, como exiliado político.

Seguidamente, Nelson Manrique desempolva las viejas críticas al APRA y las vuelve a usar en contra del partido; diciendo que un partido que se llama a si mismo “defensor de la democracia social” cae en el cinismo después de hacer tratos con la oligarquía opresora que combatían. Sin embargo, este argumento es desacreditado incluso por personas poco afines al APRA que dan una mirada objetiva al asunto:

Max Fernández (opositor al APRA) sugiere que esos pactos han sido el alto precio que se tuvo que pagar para poder cambiar al país a la larga y eso es digno de reconocimiento. Por otro lado, Cinecio López (conocido por su tendencia de izquierda) señala que este acto, sirvió para romper el 'principio de enfrentamiento' de la política peruana e iniciar un 'principio de negociación' que ayudó a la consolidación de la democracia (pues fue el APRA el partido que introdujo a las clases oprimidas a la vida política) .


Exposición de Tito L. Agüero

En el libro hay una tensión entre el “Nelson Manrique intelectual” y el “Nelson Manrique político”. El libro tiene un error grave: Nelson Manrique antepone la subjetividad y las demandas personales de su lado político sobre la objetividad científica de su lado intelectual. Y no es para menos, Manrique tiene motivos personales para guardar cierto rencor contra el APRA. Su lado político realiza diversas demandas al partido:

Su primera demanda nos sitúa en 1934, durante la revolución de Huancavelica en la que el padre del Nelson Manrique peleó. Los revolucionarios no se sintieron apoyados por el partido y muchos se decepcionaron. Ahora, Manrique señala que el APRA no fue condescendiente con sus ideas al no apoyar dicha revolución.

Su segunda demanda se refiere al MIR (Movimiento de Izquierda Revolucionaria) ex APRA rebelde y sostiene que “el APRA no cumplió con su proyecto revolucionario”. El punto es que el MIR ha influenciado mucho en la vida de Nelson Manrique y esto acrecentó su desagrado hacia el partido: El maestro de Nelson Manrique y uno de sus mentores fue Alberto Flores Galindo (MIR del Callao). Además, Alberto Gálvez Olaechea, primo de Manrique, fue líder de la facción más importante del MIR (que posteriormente se unió al PCP Marxista-Leninista para formar el MRTA). Hay una carga personal muy fuerte en Nelson contra el APRA que le impide realizar un análisis objetivo.

Debemos reconocer que, aunque el libro posee ciertos aciertos históricos, estos se pierden al anteponerse el Nelson Manrique político sobre el intelectual: Él parte de una hipótesis y es que en el Perú de los años 50 se empiezan a dar los factores que propiciaron el nacimiento de SL y el MRTA. La pregunta de Manrique es ¿existió un partido capaz de solucionar la crisis? y ¿por qué no se resolvió? El sostiene que el APRA era capaz de hacerle frente, pero que fue incapaz; porque no era el APRA de los años 30, sino que carecía de principios e ideología. A pesar de que, como vemos, el libro gira en torno a la historia de la ideología y la praxis política del partido; el autor no las trabajó a profundidad: No señala escuelas de pensamiento, ni analiza con rigor a las figuras representativas de estas. No conoce de ciencias políticas. Tampoco toca “el tema del poder” ni “la teoría de los partidos políticos” (no parece tener idea de cómo funcionan las jerarquías, la toma de decisiones ni la maquinaria interna delos partidos). Tampoco realiza el respectivo “análisis de la coyuntura”. Sin haber profundizado estos tres puntos no podemos decir que su análisis sea fiable.

La actitud de Manrique no es la de comprensión objetiva y posterior análisis: toma fuentes con las que se siente identificado, ignorando aquellas con las que no. Ha quedado claro que el se identifica con el APRA rebelde y presenta a la oficialidad del APRA como “traidores”, hace uso de adjetivos para desvalorarlos. Las fuentes de Víctor Villanueva que Manrique usa fueron escritas por un militante Villanueva con muy poco tiempo en el partido, que no había concluido sus estudios del mismo y por tanto no dominaba ni conocía a plenitud su maquinaria.

*Es falso afirmar que TODOS los apristas jóvenes se unieron al APRA rebelde, como Manrique insinúa.

Exposición de Hugo Vallenas

El libro tiene un tono muy condenatorio, desde el título. Empieza por una conocida anécdota difundida por los detractores del APRA, sin embargo este evento carece de fechas y fuentes exactas. Ni Manrique menciona donde lo escuchó, ergo esta anécdota que da nombre al libro es poco menos que un chisme.

Por otro lado, el autor hace uso de una táctica engañosa para enumerar a quienes desertaron del partido, haciendo parecer más extensa la lista: En el 52, Gustavo Valcárcel y Eduardo Jibaja renunciaron al APRA (Manrique no menciona que este último regresó); a estos se le suman muchos poetas como Juan Gonzalo Rose (protagonista de la “anécdota”) de quien Manrique olvida convenientemente mencionar dos cosas: Primero, su fecha de salida del partido fue en el 47, no en los 50 y segundo, que aún fuera del partido su relación con Víctor Raúl Haya de la Torre era de lo más amigable. Manrique lo menciona para “ensanchar” su lista de desertores. Incluso el propio Rose llegó a desmentir tal anécdota, señalándola como falsa.

Una historia crítica requiere una cronología y bases argumentativas para una evaluación. El libro no tiene nada de eso, salvo un serio desorden argumental. El autor desde el principio señala que “pretender buscar una continuidad ideológica en un partido que ha realizado tantos virajes es perder el tiempo”. Este comentario no es para nada imparcial y es una agresión contra el APRA. Según Vallenas, el libro es una conglomeración al azar de agresiones.

No existe análisis de cada etapa ideológica de Víctor Raúl Haya de la Torre. El autor sostiene que Luis Alberto Sánchez tenía mucha influencia en Haya, al punto de convencerlo para “derechizar el partido”.

Aunque lo insinúa, Mariátegui jamás pudo demostrar que el APRA restara importancia a los sectores populares. Pero Manrique cita esta frase como si fuera cierta. También dice que el APRA siempre ha sido insurreccional. Pero parece no comprender que primero debemos conquistar la democracia y construir en base a la democracia un gobierno antiimperialista. No creemos en las revoluciones “desde arriba”, ni nos revelamos para lograr un golpe de estado, sino para convocar a elecciones.

El libro acusa a la revista “Presente” de ser “vendida” y “derechizada”, cuando parece olvidar que la publicación de esta fue prohibida por oponerse al régimen militar después de que esta publicara las fotografías de un ataque militar contra el comedor del pueblo.

Así, el aprismo ha defendido desde siempre a la democracia, manteniendo la creencia en una revolución gradual, de política consensual, antiimperialista, plenamente continental, sin olvidar la lucha por la unidad.


Obvia es la directa tendenciosidad en los argumentos de Manrique, ya que, estructura no sólo una endeble construcción de argumentos, sino también, una afrenta grosera contra todos aquellos que compartimos los principios apristas.

Edicion. Mfr
  • Victor Raúl Haya de la Torre

    Victor Raúl Haya de la Torre

    Albert Einstein y Victor Raul Haya de la Torre

    Albert Einstein y Victor Raul Haya de la Torre
    Espacio - Tiempo - Histórico

    Victor Raul Haya de la Torre y Luis Alberto Sanchez

    Victor Raul Haya de la Torre y Luis Alberto Sanchez

    Manuel Seoane

    Manuel Seoane

    Luis Heysen I.

    Luis Heysen I.

    Indoamerica

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